domingo, 21 de agosto de 2011

Desde mi subconsciente con amor:Jack

El debut de los galeses Jack (Pioneer soundtracks) en 1996 llamaba la atención porque tenía una foto de un torero en su portada. No es que ese mundo me atraiga pero no deja de ser curioso que a un británico sí. Su pop orquestado tuvo una buena acogida por la crítica y nombres como Scott Walker o Tindersticks salieron a relucir. El disco es denso y barroco, pero con las escuchas se acaba erigiendo en un buen trabajo. Sin embargo, aunque no todo el mundo lo vea así, yo siempre he preferido su continuación: The Jazz Age (1988), también editado en el sello Too pure. En esta ocasión la elegante voz de Anthony Reynolds y los magníficos arreglos se orientan más hacia el pop y se acercan un poco a gente como Divine comedy, Smiths o los Auteurs menos ariscos. Quizás no sea un disco redondo, pero tiene tres canciones pop que no deberían quedar en el olvido: dos medios tiempos llenos de clase como 3 o’clock in the morning o Cinematic y esa hermosa lenta llena de romanticismo llamada Lollita Elle. Ni sus posteriores trabajos como Jack ni los proyectos de Reynolds en solitario me han llegado a llenar, pero en estos dos discos nos dejaron momentos que deben perdurar.






lunes, 15 de agosto de 2011

El bello verano II

Acid House Kings - Are We Lovers Or Are We Friends

No había escuchado ningún disco de los suecos Acid House Kings, aunque sí conocía Do What You Wanna Do: una fantástica canción pop llena de energía positiva. Su nuevo trabajo (Music sounds better with you-2011) se abre con Are We Lovers Or Are We Friends , otra joya sonora que irradia frescura y un estribillo luminoso que remiten a los mejores Beach boys. No es la única, ya que el disco tiene más canciones que acarician el oído como Where Have We Been. No podíamos esperar menos de Johan Angergård, que nos ha acostumbrado a momentos como éstos tanto en este formato ácido, como con Club 8, sin olvidarnos que en su sello Labrador ha editado un buen puñado de canciones que replican el mejor pop británico



Papercuts - Do You Really Wanna Know

Los californianos Papercuts acaban de publicar su quinto trabajo: Fading parade. Todavía debo escucharlo con calma pero ya he descubierto esa canción que suele sobresalir en todos sus discos, no sólo por encima de su nivel sino por el de todos los grupos que hacen pop con reminiscencias de la costa oeste americana. Si dear emlpoyee o the void son clásicos en mis recopilatorios, esta canción está lista para jugar minutos de calidad



Beirut - Port of Call

Cada día estoy más enamorado de la música de Beirut. Durante estos años, el proyecto de Zachary Francis Condon nos ha dejado maravillas de pop enriquecido con arreglos orquestales como Mount Wroclai (Idle Days), Postcards from Italy, Nantes, Sunday smile o Elephant gun. Aunque el toque operístico remite a Neil Hammon de Divinde comedy, yo también le encuentro cierta deuda con esa deslumbrante trilogía inicial de los Tindersticks. No obstante, Beirut enriquece la propuesta con sonidos procedentes de la música popular europea. Su nuevo disco Rip of Tide( 2011) suena más comedido y menos barroco pero conserva esas melodías marca de la casa.






jueves, 11 de agosto de 2011

Desde mi subconsciente con amor: Electrafixion - Lowdown

Llevo un año recuperando muchas canciones que me han gustado en algún momento pretérito, pero que por un motivo u otro, el grupo o álbum no se consolidó del todo (on the pavement under my shoes, que dicen Red house painters en Katty song) y quedaron sepultadas en algún lugar de mi memoria. Estos flechazos sonoros de escasa duración (cual chicas guapa que contemplamos en el metro hasta que se baja del vagón) aparecieron de manera dispar: desde el hueco final de una cinta perdida, en algún vinilo que me dejaron y no sé dónde grabé o incluso en algún cd que compré y apenas escuché. Por no hablar del diluvio de mp3 que pasa por mi ordenador cada año. Los recopilatorios son una manera de mantener la llama viva, pero este continuo susurro recomendatorio que es la red parece el más efectivo para repescar estas canciones de algún lugar de mi subconsciente.
Lo primero que escuché de los líderes de Echo and the bunnymen (el vocalista Ian McCulloch y el guitarrista Will Sergeant) fue Burned, disco de su proyecto Eletrafixion publicado en 1994, durante los años de separación del grupo. Después descubriría el excelso Ocean Rain de su banda madre, donde el after punk oscuro y el pop se fundieron magistralmente logrando que me hiciese incondicional de los de Liverpool.

No puedo asegurar que este trabajo de Electrafixion me gustase ahora, pero su canción Lowdown me parece una maravilla. Es el perfecto ejemplo de las virtudes de este dúo: Sargent dibuja preciosos escenarios con su guitarra y Mculloch derrocha clase melódica para completarlos. Podría ser de Echo and the bunnymen, pero apareció en este trabajo perdido de los 90.


viernes, 5 de agosto de 2011

Días de vino y rosas

Ayer tuve un gran día. Con mucho vino mediante, por una seríe de casualidades acabé departiendo de música con estupendos interlocutores y durmiendo en un hotel que no sé si era el blue de Isaak, el rompecorazones de Elvis o el de las habitaciones alquiladas de los tindersticks, pero que me supo a gloria a esa hora. Aunque esperaba haber escuchado más música de uno de mis recopilatorios más ambiciosos que cree como hilo musical de un local, acabé en un garito atípico con una sesión atípica pero llena de belleza plasmada a cámara lenta.
Nos agitaron con los latidos oscuros de XX, con una heart skipped a beat que es de lo mejorcito que se ha hecho en los últimos años. También esa maravilla pop del día en que Sleepy Jackson quiso tocar la mano de Dios de New order. Hubo otras dos que pudieron/ debieron sonar pero que las circunstancias impidieron: mi primer encuentro con la aterradora belleza gélida de Lali Puna o ese terremoto emocional de Portishead llamado The rip, con el que sacudieron nuestro lado más electróncio. Hay veces que tenemos que dejar nuestra parte autómata y volver a sentirnos personas. La música es una gran vía para hacerlo.






lunes, 1 de agosto de 2011

Algo más de los Kinks

Recientemente descubrí esta entrada sobre The Kinks en el estupendo blog Pesquisas salvajes, que me llevó a conocer I'm Not Like Everybody Else, acompañante de lujo del excelso single Sunny afternoon (1966). Otra prueba más de que los londinenses tienen una discografía repleta de grandes canciones, ya que, aparte de las que aparecen en sus recopilatorios de la década de los 60 (que deberían ser de obligada escucha en los colegios), en sus trabajos encontramos un gran puñado de temas que pueden mirar a la cara a las seleccionadas por las discográficas. Recientemente homenajeé al grupo de los hermanos Davies, con una reseña que no acaba de publicarse en el blog para amantes del séptimo arte Por un puñado de films (http://porunpuñadodefilms.com/play-it-again/). Esperemos que vea la luz antes que el decepcionante Second coming de los Stone roses o el Smile de Brian Wilson. Si no, he de decir que me habrá servido para revisar y completar mi discografía de los Kinks, lo cual ya es un placer en sí mismo. Ray Davies, inquieto y ecléctico en lo musical, bebía de muchos estilos para acabar desembocando en el mar de las melodías perfectas. No siempre tan inmediatas como las de sus coetáneos The Beatles, pero realmente certeras a la hora de clavarse en el corazón. Que se lo pregunten a Damon Albarn para cuyos Blur han sido una clara fuente de inspiración. Cuando escucho a The Kinks se me plantean varias dudas: ¿Por qué canciones como Days o Waterloo sunset no suenan más en la radio fórmula menos lacerante para los oídos?¿Por qué sus recopilatorios ningunean esa obra maestra llamada The Kinks are the Village Green Preservation Society (1968)? ¿No son You really got me, Victoria y Till the end of the day tres de las mejores canciones de power pop que se pueden escuchar? ¿Por qué uno de sus singles más insulsos como Lola es su canción más popular y canciones como las de abajo han quedado casi en el olvido? ¿Por qué?, Por qué?-que diría Mourinho.
Dejo aquí tres de mis canciones favoritas de un grupo, que aunque no tengan nada que ver, al que considero una suerte de indies en su época: hacían lo que querían y han quedado como un grupo de culto para los amantes del mejor pop. Una verbena de melodías pluscuamperfectas, punteos de guitarra gloriosos y ese piano de querencia clásica barroca que consigue que todo suene sublime.

Village Green



This time tomorrow



Rosie Won't You Please Come Home