sábado, 23 de julio de 2011

Comet gain- El eterno retorno



















¿Tú también pensabas que con el recopilatorio de Comet gain (Broken record prayers) ibas a tener la gran mayoría de las mejores canciones del grupo (aquí)? Craso error. En sus estupendos trabajos pretéritos Casino Classics (1990), Realistes (2002) o (mi primea vez con ellos) City Fallen Leaves (2005) se encuentran momentos que pueden mirar a la cara a las canciones seleccionadas: Daydream Scar ,This English Melancholy , Last night o Why I Try To Look So Bad (que incluyo a continuación) son una muestra del talento que atesoran las composiciones de David Feck. Todavía tengo algunos discos de los 90 pendientes de escuchar, por lo que no dudo que me llevaré alguna sorpresa agradable.


En este 2011 han vuelto con Howl Of The Lonely Crowl y nos vuelven a dejar con la boca abierta con otro inspirado “collage” de influencias del pop-rock británico digeridas y convertidas en un sonido con sello personal. Como siempre, entre esos dúos vocales entre chico y chica, puedes escuchar ecos del C86, de Oranje Juice o los australianos The Go-betweens, pero entonces te sacuden con guitarras dignas de los Wedding present o con canciones impregnadas del punk arisco de The fall o del más entrañable de Television personalities. Como muestra dejo The weekend dreams, con ese final de guitarras que podría haber firmado Dinosaur JR.



El propio Feck nos dejó en el 2010 otro buen trabajo con su proyecto Cinema red and blue. Incluyo la excelsa Melanie down, una canción que no sólo podría sonar en cualquier disco de Comet gain sino que debería hacerlo en cualquier recopilatorio con lo mejor del año pasado.



sábado, 9 de julio de 2011

Hüsker Dü-Don't Wanna Know If You Are Lonely






















Si Bob Mould leyese esta reseña estoy seguro que me retiraría el saludo (si alguna vez me lo hubiese otorgado). No bastaría con decirle que fui fan de Sugar durante los 90; que Copper Blue (1992) fue uno de mis discos de cabecera en esa época y que sus guitarras, a veces incendiarias (a good idea) u otras vigorosas pero más permisivas con la melodía (if I can change your mind, Hoover Dam), me abrieron los oídos; ni siquiera que adquirí también los sus secuelas Beaster (93) o File Under: Easy Listening(94) e incluso que he seguido su carrera en solitario con discos notables como Workbook (1989).Todo esto sería papel mojado cuando se enterase de que mi canción favorita de su grupo madre, los seminales Hüsker Dü, la firmó su rival en la composición(y parece que también la vida real : Grant Heart.
Hüsker Dü fueron un trío de Minneapolis formado por Bob Mould (cantante y guitarrista), Grant Hart (cantante y batería) y Greg Norton (bajo). Emergieron en 1980, tras beberse de un trago la pócima del sonido punk y lo llevaron un paso más allá con canciones hardcore llenas de angustia y rabia. Tras varios discos, en 1984 publicaron Zen Arcade, álbum doble que la crítica señala como una de las obras cumbre del rock americano. He de reconocer que en los momentos más hardcore, densos y abrasivos, un adicto a las melodías como yo no se siente cómodo. No obstante, el disco presenta grietas por las que se empieza a atisbarla luz de la melodía. El bosque ya no es tan espeso en New Day Rising(1985), que contiene los ritmos acelerados y guitarras ruidosas anteriores pero que muestra ya el trayecto hacia el punk-rock melódico. Éste se consagraría con los excelsos Flip Your Wig (publicado en el mismo año) y Candy Apple Grey (1986, que daría el paso de la indie SST a Warner),trabajos que serían fundamentales para todo el indie rock americano que estaba por llegar, tanto en sonido como en filosofía, ya que mostraron que pasarse a una multinacional no era óbice para continuar con la misma línea artística. Su canto del cisne, Warehouse: Songs and Stories (1987), quizás peque de largo (vuelve a ser doble) y redundante, pero con las escuchas las canciones revelan a un grupo haciendo power-pop de altos quilates. A partir de ahí Mould publicó un disco en solitario y tres como Sugar, siguiendo él sólo desde entonces. Hart formó Nova Mob y trabaja en solitario últimamente.
Conocí la existencia de Candy Apple Grey por una cinta que me pasó un compañero de facultad (Jonathan, que también me presentó el Copper Blue de Sugar). Recuerdo que me dijo que me saltase la primera porque era hardcore (ardua tarea en el caso de las cintas) y que escuchase a partir de ahí. Pues tenía razón, tras la abrupta Crystal, comienza esa maravilla llamada Don't Wanna Know If You Are Lonely , que crea un embrujo se mantiene hasta el final, con grandes momentos de pop llenos de guitarras intensas como Sorry somehow (también de Hart) o el contraataque de Mould con las ralentizadas Too Far Down y Hardly Getting Over It
Don't Wanna Know If You Are Lonely es una de esas canciones perfectas para prender la llama de cualquier indie potencial o para fidelizar al advenedizo ávido de nuevas emociones sonoras. Tiene ese inicio de batería rápida y riff de guitarra supersónico del genial Mould que corta la respiración. Con un título tan explícito, la letra no podría ser más que un tratado de desamor, lo que se nota en la pasión que desprende Hart, tan cercana a ese romanticismo punk que destilaban los Ramones o los Buzzcocks. Melódicamente imparable, debería ser un himno de punk-rock. Su Ever Falling in love (With Some You Shouldn't).











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domingo, 3 de julio de 2011

Magic in here- Real Estate







Las casualidades suelen estar esperándonos agazapadas para cambiar el rumbo de los acontecimientos cuando menos lo esperamos: a veces levemente y otras con un fuerte viraje. Para una persona que dedica tanto tiempo a la música como yo, tras haber abandonado la escucha de radio musical, la manera espontánea de descubrir canciones desconocidas que se claven en el corazón o reencontrarte con las injustamente apartadas suele ser una película, una serie o lo que pueda escuchar en un bar o tienda. En esos locales cada vez más parecidos a un museo arqueológico que son las tiendas de discos, he descubierto a gente como Vitesse (En Discos del Sur), The Bats o The Clean (en la excelsa Radio city) y me los “he llevado puestos”. El pasado miércoles tuve uno de esos momentos mágicos en una tienda de ropa. La canción, que me iba absorbiendo poco a poco, la conocía pero desconocía ni cómo ni cuándo ni por qué. Al final descubrí que era de Real Estate, grupo me gustó en su día pero que se había quedado algo rezagado en mis preferencias recientes (Tanta vorágine no puede ser buena). Huelga decir que tras una señal vital tan clara, no me quedó otro remedio que adquirir su debut homónimo del 2009, del que dejo su cierre Snow Days, así como Out of tune, que apareció en un single del año pasado.

Los de New Jersey podrían situarse entre todos esos grupos que mezclan psicodelia y lo-fi como Woods, Dignan Porch o Ganglians, aunque son los menos marcianos del lote. Sus melodías son cristalinas como las de los Byrds, pero se sitúan en un segundo plano, timoratas, para dejar paso a paisajes instrumentales con unas guitarras que expanden las canciones. En esto también podrían emparentarse con Avi Buffalo, aunque hay un cierto aroma a Yo la tengo o The feelies en estas capsulas hipnóticas y de fría belleza. Soy incapaz de comprender por qué no les fui a ver en el Primavera Sound del 2010.

Snow Days

Out Of Tune