miércoles, 7 de septiembre de 2011

Canciones que salvan tu vida: The wedding present-I’m not always so stupid

Durante un concierto de los británicos The wedding present en La casa del loco (Zaragoza) allá por el 2005, conocí a un inglés que los había seguido durante toda la gira de Take fountain. Recuerdo que me comentó que los “Weddoes” eran un buen grupo para considerar tu favorito. Yo no dudé en asentir. He de reconocer que ninguno éramos demasiado objetivos con la banda de Leeds . Aparte, litros de alcohol corrían por nuestras venas, por lo que cualquier atisbo de frase nos hubiese parecido lapidaria. No obstante, esas palabras se me han quedado grabadas y reconozco que no le faltaba razón. John Peel aseveró que David Gedge (cantante y compositor) había escrito algunas de las mejores canciones de amor de la era del Rock and Roll y que aunque se lo pudiesen rebatir, él sabía que estaba en lo cierto. No seré yo el que le lleve la contraria al bueno de John.
Los de Leeds son el claro paradigma de banda indie: surgida en plena vorágine del C86 (yo estuve en esa cinta, podría decir su líder David Gedge); con sus primeros singles y debut en largo (George Best-1987) autoeditados en su sello Reception; con un sonido que siempre ha sabido nutrirse de su pasado reciente (el punk o el pop de los Smiths) como del indie de guitarras que emergió a finales de los 80 en Estados Unidos. Aparte, han sido una banda militante de la cultura del single. Mención especial debe de tener su romántica propuesta durante 1992: tras publicar su supuesta obra cumbre en 1991 (Seamonsters), editaron un single mensual con una canción nueva en la cara A y una versión en la B (cattle and cane de los go-betweens o falling de la Banda sonora de Twin peaks entre otras), que serían recopilados en los estupendos Hit parade I y II.
Sin negar sus influencias, The wedding present pueden presumir de tener un sonido propio, con canciones pasionales donde las guitarras exorcizan los sentimientos de frustración provocados por el desamor. No sé si las letras son ficticias o biográficas, pero lo que no se puede negar es la intensidad emocional que transmiten sus canciones, con esa voz que puede remitir a los Ian Curtis o Mark E. Smith más melódicos y menos sombríos, pero que parece dejarse el alma en cada palabra. Si el punk era una reacción, David Gedge utilizó su rabia para paliar uno de los dolores más infravalorados: el de un corazón roto.
Si la velocidad y urgencia punk presidía su debut, las guitarras y la sección rítmica se endurecieron en Bizarro (1989) y Seamonsters , donde Steve Albini les llevó a los terrenos contundentes de su discografía. En 1998, Gedge decide exiliarse en el balneario pop de Cinerama con su entonces novia, que le abandonaría en el 2004 y propiciaría el celebrado retorno de los Weddoes con Take fountain (2005), con los momentos más melódicos del grupo pero que recuperaba algunas de esas guitarras medicinales para con el espíritu.
Elegir un tema de los ingleses no es una tarea sencilla. Podría hablar a continuación de esa hoguera guitarrera que abrasa lentamente tu veneno interior que es Suck o de esa fantástica versión de sus coetáneos Close Lobsters llamada Let’s make some plans, que tenía los ingredientes para agitar cabezas en las discotecas indies pero que se quedó escondida en su discografía. Finalmente la afortunada ha sido I’m not always so stupid, que aunque aparece en la reedición George Best Plus de 1997, inicialmente se editó como cara B del single Nobody's Twisting Your Arm(1988). Siempre la he visto como el punto de encuentro entre las guitarras de Marr en This charming man aceleradas al máximo y las de Los planetas en Mi hermana pequeña. El indie del pasado frente al sonido ruidoso que estaba por venir. Instrumentación vertiginosa, virtuosa y desbocada que conduce una melodía que se acaba contagiando. Así son las canciones que me gustan. Así son las canciones de The wedding present.



Dejo aquí las otras dos:



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