miércoles, 22 de junio de 2011

Canciones que salvan tu vida: Built to spill-Else vs Velvet Waltz














Siempre que hago referencia a Built to spill, me gusta remarcar que Doug Martsch, cantante, guitarrista y compositor del grupo, es un genio dentro de la música pop. Tras quedar fascinado por como domina las canciones sobre las tablas y saborear su inagotable talento en sus dos últimas entregas (You in Reverse en 2006 y There Is No Enemy en 2009), no creo que sea un buen momento para dejar de hacerlo.

Los de Idaho irrumpieron en 1993 con Ultimate Alternative Wavers, disco en el que Martsch, virtuoso de la guitarra, seguía la estela de J. Mascis en canciones algo caóticas. Sería en There's Nothing Wrong With Love (1994) cuando el grupo comenzaría a pulir su sonido con típicas guitarras del indie americano (pixies o pavement) y melodías que miraban al mejor pop, como en Car (que debería haber sido un himno indie de los 90), Cleo o Twin falls Idaho. Con el posterior Perfect from Now On (1997) dieron un paso de gigante y completaron lo que para muchos es su obra maestra. Con la mirada puesta en los Beatles y guiados por la guitarra imaginativa de Martsch y los arrelgos instrumentales necesarios, el grupo compuso canciones largas y laberínticas donde el camino de partida nunca lleva al destino final, dejando momentos de hermosa psicodelia: Velvet Waltz, donde John Lennon parece soñar con My bloody Valentine, es quizás su cima artística, con ese final de guitarras tan descomunal. En Keep It Like a Secret (1999) volvieron al formato canción en lo que a duración se refiere pero no renunciaron a la mutabilidad sonora conseguida en su anterior trabajo ni a su calidad melódica. Esta será la esencia de su sonido que se ha mantenido tanto en Ancient Melodies of the Future (2001) como en los dos posteriores, trabajos con grandes momentos como Strange, Alarm, Going against your mind, Liar o Planting seeds.

Tengo una conexión especial con Else, ya que, tras reencontrarme con ella en la antesala de un concierto de Hefner y quedar cautivado por su excelencia, me hizo volver a Keep it like a secret: un disco que me gustó en las primeras escuchas pero que dejé aparcado por algún motivo. Sin el brillo del efecto inmediato, el álbum gana enteros según se va degustando, con esas canciones que, capitaneadas por las guitarras mágicas de Martsch y su voz especial, parecen sonar diferentes en cada escucha y que han conseguido coronarlo en mi altar de discos favoritos.

La canción comienza con una guitarra suave y sutil que te va hipnotizando poco a poco mientras la cálida melodía se va apoderando de ti. Sin quererlo, tu mente comienza a seguir el rastro de esos acordes y acaba atrapada en una espiral sonora de la que no quiere salir.




2 comentarios:

Azul Sanchez dijo...

siendo defensor a ultranza de los 120 segundos debo decir que con BtS hago un ligera excepción...

MrNovember dijo...

Recuerdo que su concierto presentando Perfect from now on no te gustó mucho. Es su disco más denso en lo que a duración se refiere, pero tampoco es representativo de su discografía. A veces se les va la mano con los minutos, pero con las guitarras y melodías que puedes encontrar, cualquier amante del pop debería escucharlos de vez en cuando.

En cuanto alos 120 segundos, espero que te refieras sólo al formato canción...